Chico Pérez
Chico Pérez. Café Berlín.
Todos los “adictos” a la música tenemos temas o canciones que nos llevan a lo más profundo del alma y nos hacen escuchar esa canción una y otra vez y que a pesar del paso del tiempo hay una parte de esa melodía que nos deja en un estado de paz o felicidad que es muy difícil de explicar. “Callejón del agua” es una de ellas. Igual que le ayuda a Chico a componer en sus paseos por el paisaje urbano de Sevilla, a otros nos lleva a otros lugares bajo las notas de ese piano que hipnotiza a ritmo lento. En la noche del Berlín acudió en formato de cuarteto con contrabajo, batería, bajo y voz. Encantadora “recuerdo de sueños de verano” con un gran acompañamiento del violonchelo y de voz. Muy didáctico Chico con sus explicaciones de sus temas que ayudan a cerrar los ojos y soñar con Lorca y otras emociones en cada uno de nuestros laberintos, siempre de una manera terapéutica, algo que recordó cuando acudía al hospital 12 de Octubre a tocar para unos pacientes tan necesitados de músico terapia.
Estuvo acompañado de diversos invitados/as que acabaron por desgranar los temas que forman sus dos discos: “Gruserías” y “Continente 27”, Enriquito a la trompeta, al que recordó cuando acudía al Berlín a la jam sesion en sus comienzos en la capital y la voz de Roko que le agradeció el volver a creer en uno miso y poder crear.
Jazz, clásica y flamenco se fusionan con armonía desde la batuta de un piano que absorbe de diversos estilos, algo que me recordó, al que esto escribe, esa misma mañana en el día internacional de los museos el guitarrista Niño Josele en el escenario del Reina Sofia cuando alababa la apertura del flamenco hacia otras músicas. Chico Pérez es una realidad que acompaña a grandes del piano ibérico como Dorantes, Chano Domínguez, Diego Amador y a la fusión del dominicano Michael Camino.
Esperemos volver pronto en las tablas del Café Berlín, que ha sido su casa en la capital desde sus primeros conciertos en 2018, y como decía Chico: su música nos deja el eco de esos lugares después de esas noches de concierto o de después de una jornada de colegio, didáctica y música van de la mano, ese poso queda y perdura. Gracias Chico

